Escogidos en Cristo
La doctrina de la elección
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Información adicional |
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Se aborda en este libro uno de los temas más controvertidos: la elección divina de los que se salvan (más conocida como «predestinación»). Aunque inevitablemente en sus páginas se perciben rastros de batallas teológicas, los autores han tenido especial cuidado en no verse envueltos en la pasión polémica y se han mantenido en el terreno de las más fundamentales enseñanzas bíblicas. De ahí que el contenido sea básicamente expositivo, y no limitado exclusivamente a la elección. En una primera parte (exposición doctrinal) se presentan temas tan importantes como la voluntad de Dios, la gracia de Dios, la caída y la depravación total, el libre albedrío, la soberanía de Dios y el Evangelio, la cruz de Cristo, la vocación, la regeneración, la doctrina de la elección, el argumento de Romanos 9-11 y la providencia divina. En la segunda parte (historia de la doctrina) se expone el pensamiento de los Padres de la Iglesia en los primeros siglos, la posición de Agustín frente al pelagianismo, la posición de los Reformadores, en particular la teología de Calvino, así como la de Arminio y la de teólogos contemporáneos.
- Prólogo a la segunda edición
- Una introducción necesaria
PRIMERA PARTE: EXPOSICIÓN DOCTRINAL- CAPÍTULO 1 - Prolegómenos
- CAPÍTULO 2 - La voluntad de Dios
- CAPÍTULO 3 - La gracia de Dios
- CAPÍTULO 4 - La caída y la depravación total
- CAPÍTULO 5 - El libre albedrío
- CAPÍTULO 6 - La soberanía de Dios y el evangelio
- CAPÍTULO 7 - La cruz de Cristo
- CAPÍTULO 8 - La vocación
- CAPÍTULO 9 - La regeneración
- CAPÍTULO 10 - La doctrina de la elección
- CAPÍTULO 11 - Los pactos y el nuevo pacto
- CAPÍTULO 12 - El argumento de Romanos 9-11
- CAPÍTULO 13 - La providencia divina
SEGUNDA PARTE: HISTORIA DE LA DOCTRINA- Introducción
- CAPÍTULO 14 - El período preagustiniano
- CAPÍTULO 15 - Agustín y su teología
- CAPÍTULO 16 - Pelagianismo y semipelagianismo
- CAPÍTULO 17 - Los siglos de la Edad Media
- CAPÍTULO 18 - El período de la Reforma (Lucero, Melanchton y Zuinglio)
- CAPÍTULO 19 - Calvino y la difusión del calvinismo
- CAPÍTULO 20 - Arminio y el arminianismo
- CAPÍTULO 21 - Períodos moderno y contemporáneo
- Bibliografía
- Índice de textos bíblicos
Todo creyente fiel admite la soberanía de Dios como expresión necesaria del concepto de la deidad; no sólo eso, sino que se goza al pensar que Dios es poderoso para hacer prevalecer su voluntad, pues de no prevalecer la suya, se impondría la de los hombres o la de los demonios. ¡Pensamiento aterrador! No, Juan Wesley tenía un concepto tan elevado de la soberanía de Dios como pudieran tenerlo Calvino o Beza; la diferencia estriba en que Wesley contemplaba la voluntad de Dios a la luz de las Escrituras, en íntima relación con los atributos que se dan a conocer en la Biblia, mientras que Calvino y sus sucesores pensaban en aquella voluntad como la piedra clave y el punto de partida de su sistema teológico, como voluntad desnuda, que resulta ser más un postulado filosófico que una verdad revelada. (E. Trenchard, pág. 26-27) Por nuestra parte, sostenemos con el mismo énfasis que el más acérrimo calvinista la imposibilidad de que el hombre pueda salvarse por sí mismo. Efectivamente, las consecuencias del pecado afectan de tal modo a la inteligencia, los sentimientos y la voluntad del hombre que ningún ser humano puede entender el plan salvador de Dios ni dar un solo paso en el camino de la conversión si antes no es iluminado, convencido y atraído por el Espíritu Santo (Jn. 16:8-11;1 Co. 2:9-14; Ap. 22: 717). Pero nótese bien la diferencia entre iluminación, convicción y atracción -todo obra del Espíritu de Dios conducente al arrepentimiento - y la regeneración, que se nos presenta en el Nuevo Testamento como una obra que Dios hace en quienes reciben a Cristo por la fe... ...Se cita a menudo el texto de Jn. 1:13 para resaltar el nacimiento espiritual como obra de Dios, lo cual es correctísimo; pero a menudo, al hacerlo, se omite el versículo precedente: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Bastaría este solo texto para probar que la fe es condición para el nuevo nacimiento. (JMM, pág. 122-123)
Autores: | José M. Martínez Ernesto Trenchard | Encuadernación: | Rústica | Páginas: | 322 | Tamaño: | 15,1x21,0x1,7 cm. | Número ISBN: | 978-84-920588-8-4 | Tema: | Teología | Editorial: | Centro Evangélico de Formación Bíblica | Año de edición: | 2014 (Primera edición: 1966) |
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