Iglesia, Sociedad y Ética Cristiana
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Se ocupa esta obra de dos cuestiones que siempre han preocupado a la Iglesia cristiana: la relación del cristiano con el mundo y los principios éticos que deben regir la conducta. La primera cuestión se enfocó en los primeros siglos con una actitud más bien negativa. El contacto con el mundo se consideraba contaminante. Por eso la santidad cristiana, en su manifestación más pura, se entendía como aislamiento de la sociedad. De ese concepto nacieron los movimientos eremíticos y monásticos. En los últimos decenios, por el contrario, se ha enfatizado la responsabilidad social de la Iglesia, que debe ser "luz del mundo y sal de la tierra". Asumir esta responsabilidad exige un cierto contacto con la comunidad humana no creyente, lo que siempre conlleva un riesgo de mundanalización de la Iglesia. El punto de equilibrio entre ambas posiciones se presenta como el más recomendable: compromiso social sin concesiones que erosionen la lealtad a la Verdad revelada en la Palabra de Dios. En la segunda parte del libro, tras exponer la crisis moderna en el campo de la Ética, se define el concepto de ésta y se analiza críticamente el pensamiento de la "nueva moral", proclive a la "ética de situación", que abre las puertas al relativismo y a una permisividad que puede justificarlo todo en determinadas circunstancias. La aportación de José Grau, en el último capítulo, presenta convincentemente la necesidad de una ética genuinamente bíblica.
I. Iglesia y Sociedad - José M. Martínez - Introducción
- 1. Algunos conceptos y movimientos sociológicos difundidos en nuestros tiempos
- 2. El concepto biblico del mundo
- 3. La paradójica posición del Cristiano respecto al mundo
- 4. La necesidad de un cristianismo integral
II. ¿Una nueva moral? - José Grau - Introducción
- 1. La nueva moral
- 2. Las exigencias de la ética bíblica
III. Por una "ética de situación" bíblica
La Iglesia cristiana de los primeros siglos comprendió generalmente cuál debía ser su posición en el mundo, aun perteneciendo a un Reino que no es de este mundo. Después de dieciocho siglos, sigue siendo simplemente encantadora la descripción que de los cristianos se hace en la epístola a Diogneto: "Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra natal, ni por su idioma, ni por sus instituciones políticas.. Es a saber, que no habitan en ciudades propias y particularees, no hablan una lengua inusitada; no llevan una vida extraña... Moran en ciudades griegas y bárbaras, según la suerte se lo depara a cada uno; siguen las costumbres regionales... Viven en su patria, mas como si fueran extranjeros... Toda tierra extraña es patria para ellos; y toda patria, tierra extraña... Moran en la tierra; pero tienen su ciudadanía en el cielo..." De este modo sencillo, espontáneo, natural, sin programas sociales premeditados, aquellos cristianos actuaron a modo de fermento saludabilísimo que logró grandes transformaciones y mejoras en la sociedad de un imperio decadente. (pág. 41 s) Afirmar que sólo una ética con apoyatura teológica puede realmente satisfacer al hombre no equivale, sin embargo, a caer en una postura inmovilista y legalista, como erróneamente creen algunos y como, desgraciadamente, se ha visto en ocasiones en algún sector de la cristiandad. Solamente tratamos de afirmar que la única autoridad con poder para obligar al hombre viene de Dios, del Dios Creador y Salvador, el único que puede plantear exigencias a los hombres divididos y confusos. (J. Grau, pág. 56)
Autores: | José M. Martínez José Grau Balcells | Encuadernación: | Rústica | Páginas: | 120 | Tamaño: | 11x17,6x0,8 cm. | Tema: | Eclesiología y ética | Editorial: | Ediciones Evangélica Europeas | Año de edición: | 1973 |
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