MINISTROS DE JESUCRISTO ha sido escrito con un concepto amplio del término «ministro», pensando no solo en los pastores que dedican todo su tiempo a la obra del Evangelio, sino también en los ancianos (pastores igualmente según el Nuevo Testamento) o diáconos que componen los consejos de las iglesias, en los evangelistas, misioneros, líderes de grupos de jóvenes o de mujeres y en cuantos de algún modo tienen responsabilidades de predicación, enseñanza, cura de almas o liderazgo cristiano.
Viene estructurado en tres partes que debaten las tres áreas esenciales del ministerio cristiano:
La primera parte se centra en definir el concepto de MINISTERIO CRISTIANO y de LIDERAZGO en la iglesia.
La segunda parte trata de la PREDICACIONy la ENSEÑANZA, labor fundamental del ministro.
La tercera parte va enfocada a la práctica del ministerio: la PASTORAL, CONSEJERÍA así como la FUNCIÓN DIRECTIVA del pastor. Analiza cada uno de los problemas que suele plantear una congregación y la respuesta pastoral que corresponde dar a cada caso.
Como es habitual en los volúmenes del CURSO DE FORMACION TEOLÓGICA EVANGÉLICA, cada capítulo incluye sus correspondientes cuestionarios de preguntas, que no pretenden ser más que una pauta para trabajos de examen. La finalidad primordial de estos cuestionarios es la reflexión, cerciorarse de que el alumno ha entendido adecuadamente la materia.
Un “clásico” de la formación ministerial evangélica, presentado ahora en un nuevo formato que unifica el contenido íntegro de los dos volúmenes anteriores y facilita su adquisición.
Prólogo
PRIMERA PARTE: CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL MINISTERIO
I. El ministerio a la luz del Nuevo Testamento
II. Requisitos del ministro (I). - Vocación
III. Requisitos del ministro (II). - Un carácter santificado (a)
IV. Requisitos del ministro (III). - Un carácter santificado (b)
V. Requisitos del ministro (IV). - Una preparación adecuada
VI. Los problemas del ministro
VII. Los recursos del ministro
SEGUNDA PARTE: EL MINISTERIO DE LA PREDICACIÓN (HOMILÉTICA)
VIII. La predicación cristiana
IX. La preparación del sermón
X. Tipos de sermones
XI. Materiales del sermón
XII. Estructura del sermón
XIII. Clasificación de los sermones en función del texto
XIV. El estilo en la predicación
XV. El acto de la predicación
Apéndice 1: La predicación como medio de comunicación
Apéndice 2: Decadencia y renovación del púlpito
TERCERA PARTE: EL MINISTERIO PASTORAL
Sección A: Cura de almas
XVI. Concepto bíblico del pastorado
XVII. Psicología V pastoral
XVIII. El pastor como consejero
XIX. Problemas de fe
XX. Sentimientos de culpa
XXI. Experiencias de tribulación
XXII. Problemas conyugales
XXIII. La problemática de la juventud
XXIV. Problemas en relación con la iglesia
XXV. La disciplina
Sección B: El pastor como dirigente
XXVI. La autoridad pastoral
XXVII. La organización en la iglesia
XXVIII. La función directiva
XXIX. Las relaciones humanas en la gestión directiva
XXX. Reuniones administrativas
XXXI. La dirección del culto
XXXII. La iglesia local y la evangelización
XXXIII. La enseñanza
XXXIV. Comunión y servicio
Epílogo
Selección bibliográfica
El ministerio cristiano no es el resultado de una decisión humana, sino de un propósito divino... Es la acción, siempre admirable, paradójica, de un Dios santo y todopoderoso a través de hombres pecadores y débiles. Es el "tesoro del conocimiento de la gloria de Dios" contenido en "vasasijas de barro", una maravilla análoga a la que se observa en la Biblia y -en un sentido superior- en la persona de Jesucristo: lo divino y lo humano se entrelazan para llevar a cabo el plan de Dios de darse a conocer a los hombres a fin de salvarlos. (vol. I, pág. 13 s)
Los periodos más luminosos de la historia de la Iglesia han sido aquellos en que el púlpito ha ocupado el lugar prominente que le corresponde. La vitalidad de la Iglesia ha corrido parejas con la calidad y el poder de la predicación. No importa que ésta haya sido interpretada por el mundo como "locura"; Dios siempre la ha usado para la salvación de los creyentes (1 Co. 1:21). Su valor fue exaltado por Gregorio Nacianceno cuando le asignaba lugar prioritario en el ministerio. Análogo concepto tuvo Erasmo: "El ministro se halla en la cumbre de su dignidad cuando desde el púlpito alimenta a la grey del Señor con sana doctrina". (vol. I, pág. 101)
El ministerio cristiano no es el resultado de una decisión humana, sino de un propósito divino... Es la acción, siempre admirable, paradójica, de un Dios santo y todopoderoso a través de hombres pecadores y débiles. Es el "tesoro del conocimiento de la gloria de Dios" contenido en "vasasijas de barro", una maravilla análoga a la que se observa en la Biblia y -en un sentido superior- en la persona de Jesucristo: lo divino y lo humano se entrelazan para llevar a cabo el plan de Dios de darse a conocer a los hombres a fin de salvarlos. (vol. I, pág. 13 s)
Los periodos más luminosos de la historia de la Iglesia han sido aquellos en que el púlpito ha ocupado el lugar prominente que le corresponde. La vitalidad de la Iglesia ha corrido parejas con la calidad y el poder de la predicación. No importa que ésta haya sido interpretada por el mundo como "locura"; Dios siempre la ha usado para la salvación de los creyentes (1 Co. 1:21). Su valor fue exaltado por Gregorio Nacianceno cuando le asignaba lugar prioritario en el ministerio. Análogo concepto tuvo Erasmo: "El ministro se halla en la cumbre de su dignidad cuando desde el púlpito alimenta a la grey del Señor con sana doctrina". (vol. I, pág. 101)
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